La ruta comienza en Sobrepeña, bonito pueblo situado sobre un promontorio rocoso, tal como su nombre indica.
Cuenta con espectaculares vistas del valle, especialmente desde la iglesia parroquial Santa Juliana.
Santa Juliana es una iglesia románica construida en el siglo XII, con sus arcos de medio punto y sus capiteles de escenas religiosas. Sufrió varias remodelaciones y ampliaciones posteriores, siendo lo más destacable las bóvedas de crucería góticas, así como los retablos barrocos datados del siglo XVIII.
Desde Sobrepeña subimos por la estrecha carretera que conduce a Montecillo, justo al comienzo y a mano izquierda se puede ver el cartel de la ruta.
Inicialmente y por poco tiempo, compartimos itinerario del Camino Natural del Ebro, GR99. Una vez recorridos 300 metros aparece una bifurcación, abandonaremos la pista principal para tomar la de la izquierda, que nos llevará en dirección al Páramo de la Lora.
Más adelante hay hasta tres bifurcaciones claras que salen de la pista principal, pero nosotros tomaremos siempre el itinerario de la izquierda, mientras vamos describiendo una amplia curva a mano izquierda.
Cuando se ha recorrido 1,5 kilómetros se llega a una nueva bifurcación en la que se gira a la derecha en un ángulo de 45 grados, ascendiendo por la ladera que pronto se ve poblada de hayas, que van creciendo al abrigo de la vertiente sombría que hace de transición entre el páramo y el valle. Estamos en el monte El Cotarro, bonito hayedo situado a los pies de la Lora.
Una vez recorridos algo más de 900 metros tendremos que trazar una curva muy cerrada a la izquierda y después, otra muy cerrada a la derecha. Tras esta última revuelta, se sale del bosque llegando al final de la ladera. Hay que cruzar una portilla, para entrar en un singular paraje que contrasta con los paisajes vistos hasta ahora en el paraje que se denomina Fuente Arbura.
En este punto veremos a nuestra izquierda una valla de tela metálica que rodea el aeródromo sin uso de Valderredible.
Páramo de la Lora (1.065 m.), desde aquí, se divisa hacia el norte una magnífica vista de buena parte de Valderredible, con el río Ebro discurriendo por el valle, mientras que hacia el sur, se presenta una gran extensión prácticamente llana, donde alternan diversos tipos de cultivos y pequeñas matas de roble o encina.
Al girar a la derecha (hacia el oeste), nada más pasar la portilla ya comentada, se pueden observar las trazas de trincheras de la Guerra Civil que ocuparon posiciones dominantes sobre los pueblos del Valle, más adelante nos encontraremos con un fortín bien conservado.
Seguiremos por un sendero que discurre por el borde del páramo. Tras algo más de 900 metros de recorrido totalmente llano, se alcanza una pista que lleva a Montecillo por la que hay más tarde bajaremos al valle.
Continuaremos hacia el pueblo abandonado de Lorilla siguiendo una pista por el paisaje llano.
Antes de llegar pasaremos por una pequeña elevación, a nuestra derecha, llamada El Chorro Meano y más adelante llegaremos al cruce que, tomado a la derecha nos conduce al pueblo abandonado de Lorilla. Desde el camino se puede apreciar su bonita iglesia en estado de semi-ruina.
Lorilla (1.055 m.), este singular pueblo, situado casi al borde del Páramo de la Lora, en un enclave administrativo del municipio burgalés de Sargentes de la Lora, está muy cerca del límite con Cantabria. El pueblo se abandonó dos veces: la primera durante la Guerra Civil, al ser afectado por las operaciones militares del frente norte durante la Batalla de Santander, siendo destruido, y la segunda, cuando su último vecino se fue en 1973.
Hoy en día, alguna de sus casas se utiliza como almacén.
Las espadañas del campanario lloran en silencio su pena por la ausencia, desde hace muchos años, de sus compañeras las campanas.
Tras hacer un recorrido con precaución y sin acercarse a las ruinas por el silencioso pueblo, se vuelve por el mismo camino hasta el desvío a Montecillo.
Una vez en el desvío a Montecillo baja por la pista que abandona el Páramo, adentrarnos de nuevo en el hayedo El Cotarro. Más abajo ignoramos un desvío a la derecha, y poco después se alcanza la pequeña localidad de Montecillo.
Del pequeño pueblo de Montecillo destaca la iglesia románica de San Marcos, del románico tardío construida en la primera mitad del siglo XIII con humildes proporciones. Llaman la atención los canecillos situados en el muro sur.
Seguidamente hay que girar a la derecha por la carretera durante unos 300 m., abandonándola por la izquierda y bajando por un camino que va atravesando fincas de cultivo y pastizal.
Así se llega a un cruce de caminos, donde hay que continuar por la derecha, que comparte recorrido con el GR del Ebro hasta poco antes de llegar al comienzo de la ruta.