La ruta transcurre por el Monte de Bustillo o Monte de Costisanti, monte que estuvo unido a Monte Hijedo hasta el siglo XVIII, cuando la obtención de recursos madereros causó la deforestación de los grandes robledales atlánticos.
El comienzo de la ruta es en la plaza del pueblo, en frente al Chigri, sede social de Bustillo.
También podríamos comenzar en la marquesina de bus, un poco más abajo.
Es recomendable tomar agua en la plaza antes de comenzar, puesto que luego no encontraremos agua potable.
Bajamos de la plaza y fácilmente encontraremos un cartel con el comienzo de la ruta.
Iremos por el camino ancho, entre fincas, hasta encontrar el lavadero. Aquí se lavaba antiguamente la ropa a mano, contaba con un lavadero y dos pilones, uno para enjabonado y otro para aclarado.
Continuamos por el camino y bajamos hasta una pista que tomamos hacia la izquierda, y poco más adelante tomamos el sendero de la derecha. Todo el recorrido se encuentra bien señalizado.
Cruzamos el puente sobre el arroyo Ranero y poco después veremos el cortafuegos que tomaremos de bajada. Ahora seguimos a la derecha por la senda marcada.
Inicialmente nos encontramos en un monte mixto, en el que predomina el roble rebollo, salpicado por ejemplares de gran porte de roble albar.
Además veremos espino albar, mostajo, rosa silvestre entre otras especies.
Antes de llegar al despoblado de los Casaritos y las carboneras, tomamos el sendero de la izquierda.
Conforme vamos cogiendo altura vamos entrando en el dominio del roble albar, disfrutando de pies singulares de gran porte.
Seguimos poco a poco ascendiendo hasta salir a una zona más abierta, cruce de caminos.
Aquí está el punto de partida del cortafuegos, también veremos las repoblaciones forestales de pino silvestre. El pino silvestre es empleado en repoblaciones de carácter productor debido a su rápido crecimiento y su buena adaptación a las condiciones climáticas de Valderredible.
Comenzamos a descender por el cortafuegos hasta encontrar una señal que nos vuelve a introducir en el bosque.
Desde aquí podemos disfrutar de un bosque mixto con pies de roble albar centenarios de gran porte, ejemplares en muchos casos majestuosos.
Después de un rato pasaremos junto al "Huerto de los Chones", corral que hasta mediados del siglo XIX era utilizado para guardar a los marranos después de que pasaran la jornada alimentándose de bellotas en el bosque. Se trata de una construcción de piedra en seco, empleando roca caliza para ello.
A continuación pasaremos junto a las pedrajas, canchales de grandes bloques de piedra caliza donde además, encontraremos algunos ejemplares centenarios de roble albar.
Seguimos descendiendo por el sendero para desviarnos a la derecha hacia "el Joven", un ejemplar de roble albar de singular belleza, puesto que cuenta con 25 metros de altura y un perímetro que supera los 13 metros (medido a un metro de altura). Pararemos a disfrutar de este enorme roble en perfecto estado de conservación.
Seguiremos por el sendero hasta cerrar el círculo junto al cortafuegos y cruce del arroyo, lugares por donde ya pasamos anteriormente.
Retornamos deshaciendo el camino ya andado, sin parar de disfrutar de la belleza de este fantástico bosque.