Este bosque, (llamado bosque de Costisanti o Monte de Bustillo), formó parte del Monte Hijedo antes del siglo XVIII. Durante ese siglo, la tala para hacer pastos y la extracción de madera para las ferrerías, navíos y traviesas del ferrocarril de La Robla produjeron una reducción de la superficie del Hijedo de 10.000 ha a 2.000 ha actuales, separándose de este Monte de Bustillo, donde han quedado los ejemplares de roble albar más viejos.

En este monte se encuentran majestuosos robles, siendo el mas impresionante “El Joven”, un roble albar milenario de 25 metros de altura y una circunferencia en la base de casi 12 metros. El roble más grande del Monte de Bustillo, conocido como “El Abuelo”, se encuentra a unos 3 kilómetros al norte de donde nos hallamos; si bien el camino hasta él no es fácil pues no está señalizado. El 11 de agosto de 2012 un incendio en el monte de Bustillo lo quemó, quedando en mal estado. Los roblones centenarios son de la especie Quercus petraea, pero también podremos observar otra especie de roble más mediterránea y menos majestuosa: el roble rebollo o Quercus pyrenaica.

Nos encontramos con los restos de un cercado de piedra llamado "El huerto de los chones", utilizado por los vecinos de Bustillo del Monte hasta mediados del siglo XIX para guardar a los cerdos después de que estos pasasen la jornada comiendo las bellotas del bosque. A su lado, hay una pozona cuya finalidad era que los cerdos se bañasen en su barro para eliminar las garrapatas.

Existen también restos de aserraderos que utilizaban los vecinos de Bustillo del Monte para hacer vigas, cabrios o tablas que luego utilizaban en la construcción de sus casas. Tienen forma rectangular y consisten en dos paredes sobre las que se colocaba el tronco.

Siguiendo el sendero marcado, llegamos a la llamada "Pedraja de La Llana”, una zona de canchal con grandes bloques de piedras en donde podemos ver algún ejemplar más de roble albar centenario (circunferencias en la base que oscilan entre los 6 y 7.5 m y alturas que rondan los 20 metros).

Se encuentra también en este lugar vestigios de las antiguas carboneras que consisten en unas excavaciones circulares de 2,5 metros de diámetros aprox. Junto a ellas se encuentra un despoblado alto medieval llamado "Los Casaritos". En algunos robles aún se aprecian unas cruces hechas en el tronco para marcar la propiedad del enjambre que habitualmente se respetaba”.